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martes, 28 de febrero de 2023

Óleo de la Batalla de Finisterre

 

Óleo de la batalla de Finisterre

Escuadra combinada hispano-francesa combatiendo en linea contra la Royal Navy

Oleo sobre lienzo (128x82 Cm)

 

La batalla

El 22 de julio de 1805 tuvo lugar la batalla de Finisterre. Se enfrentaban la escuadra combinada hispano-francesa contra una de las escuadras de la Marina Real Británica. Al divisarse las dos, cerca del cabo que da nombre a la batalla, se dispusieron en orden de combate, formando cada una en línea. Maniobraron para encontrarse, cuando estuvieron a tiro las dos columnas de navíos, se ordeno abrir fuego a discreción.
 
En la vanguardia de la combinada hispano-francesa navegaban 6 navíos españoles, fueron los que soportaron el mayor peso de la batalla. Dos de estos navíos fueron desarbolados, llevados por el viento hacia el enemigo y capturados.  
 
En la cola, los últimos buques franceses no entraron en combate, desaprovecharon la oportunidad que da la ventaja numérica, pues el combate se libró entre 15 navíos británicos y 20 de la combinada. 
 
A la mañana siguiente se realizaron maniobras para reanudar el combate, no obstante Calder, el almirante inglés lo rehuyo, poniendo rumbo de huida. El general español al mando, Gravina, expreso gran disgusto, con el mando francés, al ver como el enemigo huía con dos de sus navíos sin intentar su caza. 
 

El cuadro

La pintura está realizada al óleo, tiene una dimensiones de 128x82 cm. Muestra el primer navío francés y los subsiguientes españoles formando una línea, en paralelo se aprecian algunos navíos británicos. En la pintura se ve entre el humo y la niebla, los dos buques desarbolados que el viento ha llevado al otro lado de la línea enemiga. También se muestran 3 botes, estos eran obligatoriamente arriados y puestos en el mar, su cometido era evitar heridas por astillas, dejar el paso franco en el combés y una vez en el agua facilitar la trasmisión de mensajes entre navíos.
 
El cuadro está hecho por encargo y será expuesto en el Museo Histórico Militar de A Coruña.

Agradecimientos

Agradecemos a Alejandro Yañez sus consejos, y comentarios, que han ayudado sin duda a mejorar la obra gracias a su gran conocimiento sobre los navíos del siglo XVIII. 

Páginas Similares







martes, 25 de julio de 2017

La defensa de Bocachica

Acorazado Jaime I
La defensa de Bocachica. Cartagena de Indias (Ver Coleeción Blas de Lezo)
Adquiera la escena en lámina u óleo.


Combate naval de Bocachica

En la defensa de Bocachica el almirante Blas de Lezo utilizó un ingenioso sistema de rampas para alargar el tiro de los cañones españoles. El almirante inglés desesperado ante la efectividad de tal medida mandó entonces acercarse a uno de los navíos británicos con el objeto de mejorar la efectividad del ataque. En respuesta se prepararon la Galicia y el navío San Felipe para contrarrestar el osado y peligroso desafío del Inglés sobre las baterías de costa del Fuerte de San Luis y San José. 

Las cadenas de la bocana fueron bajadas y los dos  buques salieron al encuentro del navío enemigo. Blas de Lezo veía la oportunidad única de enfrentarse a un número reducido de barcos enemigos dada la inmensa superioridad  de su rival en la mar.

Durante el combate el San Felipe fue extremadamente efectivo ya que sus cañones castigaron duramente la amura del británico. Parte del plan de Lezo era usar la Galicia como cebo para que el navío San Felipe realizara un abordaje para el que se preparo la infantería abordo de dicho buque. En medio de la refriega un buque Inglés se acerco para socorrer al que estaba siendo doblegado por la artillería española y que estaba en serios aprietos. La Galicia aprestó hombres en las gavias de proa para lanzar objetos incendiarios sobre la cubierta de la nave intrusa recién llegada, la medida fue efectiva aunque no llegó a causar daños definitivos en la nave auxiliadora.

Finalmente el navío inglés vio las de perder y aprovecho la oportunidad, cuando la tuvo, de retirarse maltrecho. Por su parte los navíos Galicia y San Felipe habían recibido un duro castigo en cuanto a bajas, no obstante el peligroso ataque fue abortado por el momento. Los numerosos heridos fueron transportados a Cartagena en el África, este buque hizo las veces de hospital y transporte.

Dentro de la laguna y protegidos por las cadenas la Galicia y el San Felipe permanecen ergidos y desafiantes al tremendo poder de la flota británica desplegada ante Cartagena.  

Primer anillo de defensa

La defensa de Cartagena comprendía varios anillos estratégicos de defensas, La presente ilustración hacer referencia al primero. En próximas entradas iremos creando pinturas relativas al resto de los hitos y batallas clave en la exitosa defensa de Cartagena de Indias.

Entradas relacionadas

Referencia

1. EL DÍA QUE ESPAÑA DERROTÓ A INGLATERRA , Pablo Victoria (EDAF)

2. Biografía de don Blas de Lezo

martes, 14 de febrero de 2017

La expedición Penobscot



öleo batalla naval Expedición Penopscot
Óleo sobre papel (50x23 Cm)


En junio de 1779, mediada la guerra de la revolución americana, los británicos desembarcaron en la península de Majabigaduwce en la desembocadura del río Penobscot (actual estado de Maine) y comenzaron a establecer una posición fortificada desde la que proteger el comercio y la población local leal a la Corona. Como reacción, los rebeldes enviaron desde Boston una fuerza expedicionaria con órdenes de “capturar, matar o destruir” al enemigo, formada por unas 44 naves (19 buques de guerra y 25 de apoyo), más de 1000 infantes de marina y milicianos, y unos 100 artilleros. Durante tres semanas se prolongó un duro asedio naval y terrestre que, pese a su superioridad, desembocó en una estrepitosa derrota del bando rebelde, perdiendo todas sus naves y la mitad de sus tropas. Hoy en día la expedición Penobscot, poco conocida para el gran público, se recuerda como el mayor desastre naval de los Estados Unidos hasta Pearl Harbor, 162 años más tarde en 1941.

El enfrentamiento

El 17 de junio de 1779 el general de brigada Francis McLean desembarcó y ocupó la península de Majabigwaduce (hoy Castine) al mando de unos 700 efectivos y comenzó la construcción del fuerte George en el centro de la pequeña península como plaza fuerte para proteger toda la zona. Ante los rumores de la llegada de la expedición rebelde, se preparó para el asedio y dispuso de manera eficaz sus baterías en tierra y las tres únicas balandras de guerra con las que contaba amarradas en un pequeño puerto, de manera que las posiciones se protegían entre sí.
La expedición rebelde llegó a finales de julio, intentando infructuosamente asediar el inacabado fuerte en una serie de acciones que fracasaron debido principalmente a la desastrosa coordinación de sus fuerzas. Los generales Solomon Lowell y Peleg Wadsworth lideraban las fuerzas terrestres, mientras que el jefe de toda la expedición y de la fuerza naval era el comodoro Dudley Saltonstall, posteriormente despedido de la Marina Continental por “ineptitud y fracaso en la persecución eficaz del cumplimiento de la misión”.
El general escocés McLean consiguió mantener a raya a los rebeldes gracias a una fuerza más profesional, mejor adiestrada y, sobre todo, mejor dirigida en sus acciones por un mando competente y una coordinación eficaz de las fuerzas terrestres y navales, comandadas estas últimas por el capitán Henry Mowat. Mientras tanto en el otro bando, increíblemente las acciones militares se debatían y se tomaban decisiones por votación. Los intentos de asedio se prolongaron durante tres semanas apenas consiguiendo causar bajas o pérdidas en las posiciones británicas. No sucedió así en los efectivos rebeldes quienes sufrieron bajas significativas, sobre todo por parte de los marines coloniales que intentaron asaltos valerosos pero fallidos por un apoyo pobre o inexistente de la artillería y la fuerza naval. Particularmente vergonzosa fue la actuación del coronel jefe de la artillería rebelde Paul Revere, posteriormente juzgado por incompetencia y cobardía.
El 13 de agosto de 1779 llegó una flotilla británica de relevo desde Nueva York, compuesta por diez buques de guerra al mando del comodoro George Collier quien inmediatamente atacó a la
flota rebelde. Durante los dos días siguientes la flota norteamericana huyó desordenadamente corriente arriba del río Penobscot hostigada por Collier. Finalmente se produjo el desastre, algunos barcos fueron capturados o hundidos por los británicos y el resto quemados por sus propias tripulaciones, que desembarcaron y se dispersaron por la ribera del río en caótica retirada viéndose obligados a huir a pie e intentar llegar a Boston prácticamente sin municiones ni comida.
Todo el episodio bélico se saldó con unas pérdidas totales por parte del bando británico de sólo 25 muertos, 35 heridos y 26 hombres apresados, mientras que las bajas rebeldes ascendieron a un total de 474 entre muertos, heridos, apresados y desaparecidos, junto con la pérdida de la totalidad de la flota.

Consecuencias

En septiembre de 1779 una comisión de investigación culpó del fracaso estadounidense a una mala coordinación entre las fuerzas navales y terrestres. El general Solomon Lowell fue exonerado de los cargos mientras que el comodoro Saltonstall, declarado culpable de no enfrentarse a las fuerzas navales británicas, fue expulsado de la Marina Continental. El coronel Paul Revere fue acusado de desobediencia y cobardía, dando lugar a su despido de la milicia, aunque posteriormente fue absuelto de los cargos. El general Peleg Wadsworth, quién mitigó el daño organizando la retirada, no fue acusado por el tribunal militar.
El fuerte George y la desembocadura del río Penobscot permanecieron en manos británicas hasta el final de la guerra y únicamente fue evacuado bajo los acuerdos de la Paz de París en 1783. Aun así los británicos volvieron a ocuparlo durante la Guerra de 1812. El veterano general escocés Francis McLean murió de enfermedad en Halifax (Nueva Escocia) en 1781.

Personajes históricos

De todos los que protagonizaron este episodio dos hombres serán, con mucho, los más recordados por la Historia aunque por razones diferentes a su contribución en esta batalla.
El Coronel rebelde Paul Revere, pese a ser considerado por sus contemporáneos como incompetente y cobarde, fue convertido un siglo después en héroe patriótico de la revolución americana. El poeta Henry Wadsworth Longfellow publicó en 1860 el poema épico “Paul Revere's Ride" que retrata con muchos errores históricos un hecho anterior al que nos ocupa: la cabalgada nocturna de un grupo de patriotas para avisar del ataque por mar de los británicos en varias poblaciones de Massachusetts, otorgando únicamente el mérito a Paul Revere, sólo uno más entre los que participaron en la acción.
En el otro lado, el joven teniente escocés John Moore al mando de sus highlanders recibió aquí su bautismo de fuego participando en el rechazo de los intentos de desembarco rebeldes. Moore, ya con el empleo de teniente general, murió y fue enterrado en La Coruña en 1809, durante nuestra guerra de Independencia. También fue inmortalizado por un poema, "The Burial of Sir John Moore after Corunna" del irlandés Charles Wolfe. Moore fue un militar brillante recordado entre otras cosas por contribuir a crear la infantería ligera que con éxito utilizaron los británicos en las guerras napoleónicas. Algunos autores conjeturan que el color verde de los regimientos de fusileros de élite británicos, en contraste con las clásicas casacas rojas, fue inspirado por el uniforme de los marines coloniales a los que se enfrentó Moore en los bosques de Majabigaduwce.

Autor: Pablo Cayetano Garrido

Para saber más:

“El fuerte (capturar, matar o destruir)”, Bernard Cornwell, Edhasa, 2012.


domingo, 27 de septiembre de 2015

La debacle del Almirante Vernon


Exposición Blas de Lezo



Pintura Digital


Fragmento del cuadro: 'La derrota de Vernon'

Disponible.

En esta entrada ofrecemos un fragmento de la escena idealizada en la que Blas de Lezo contempla la retirada británica de Cartagena de Indias. El cuadro completo -en versión óleo de Alejandro Vallespín- está en la página de este mismo blog "Blas de Lezo contempla la victoria". La presente imagen se centra en las naves principales del almirante Vernon, el artífice de la acuñación monetaria más fraudulenta e imprudente que han conocido los siglos (ya hablaremos del enorme fiasco acuñador del jefe inglés). En ella, se observa el reembarque de las maltrechas tropas inglesas en los poderosos buques de guerra de Su Graciosa Majestad. Eran los británicos aguerridos y valientes y, muy probablemente, hubiesen triunfado ante cualquier otro enemigo que no fuesen los bravos españoles del indomable Blas de Lezo, pero quiso la Fortuna que Vernon estrellara su soberbia en la roca inexpugnable de San Felipe de Barajas (Cartagena de Indias).

La obra completa y el resto de nuestros trabajos podrán verse y adquirirse en la exposición que inaugura la Asociación Blas de Lezo.




martes, 12 de mayo de 2015

Combate naval del siglo XVIII

ENCUENTRO NAVAL



Esta lámina representa una escena de un combate naval entre un navío español y otro británico. A pesar de la supuesta invencibilidad de la Royal Navy, el siglo XVIII fue testigo de múltiples combates entre buques españoles e ingleses en los que la suerte no estaba, ni mucho menos, decidida de antemano para gloria del inglés. Al contrario, no era raro que éstos últimos saliesen muy malparados. La imagen representa a un navío de la Armada Española sometiendo a duro castigo a un buque de Su Graciosa Majestad en uno esos combates que he mencionado.

Combate naval. Siglo XVIII
Adquiera la escena en lámina u óleo.

PROCESO ARTÍSTICO  Y RESULTADO FINAL.

Superado el desarrollo del boceto base para ilustrar la idea inicial, conforme al método utilizado para la elaboración de otras láminas militares de similar factura (ver La Batalla de las Terceras), este es el resultado final de un trabajo cuyos estados intermedios pueden verse en la sección correspondiente del Taller de Pintura de este mismo blog. Sobre la imagen así lograda, de características totalmente originales, se procede ahora a trabajarla con técnicas tradicionales para transformarla en un óleo. Si desea adquirir o consultar este producto.