Cerca ya de la mitad del verano, la tarde había sido moderadamente calurosa, aliviada si acaso por el viento, fresco y del tercer cuadrante. Se había puesto el sol, pero la noche era de luna, muy clara, y quitando el murmullo de las faenas de a bordo, en general solo se oía la caricia del agua en los costados del vaso habanero(1), que navegaba de aleta. El Capitán de Navío de la Cerda llevaba varias horas en toldilla sin apartar la vista del Poniente, mientras se lamentaba de su suerte. Desde hacía ya varias horas escapaba de una fragata y un paquebote que izaban la enseña de San Jorge, y si a estos se llegara a unir el navío de su misma bandera que les seguía rezagado se encontraría en franca desventaja.
A pesar de que el Glorioso andaba bien para el tiempo que llevaba sin carenar ni
renovar el trapo, la velocidad que llevaba no parecía ser suficiente
para librarse de la persecución. Maldijo a los ingleses viendo que no
había manera de dejarlos atrás. Esa fragata navegaba bien ¡vive Dios! y
estaba cada vez mas cerca. No esperaba hacerle mucho daño disparando
contra su proa, pero menos daba una piedra y si conseguía reducirle con
que fuera un poco el andar, tendría más oportunidades de abrir distancia
y perderse de su vista.
Bajo cubierta varios hombres se afanaban en preparar las dos piezas de popa mientras los oficiales no perdían ojo de la fragata inglesa tratando de estar listos para, a la orden de don Pedro, disparar cuando estuviera a distancia de tiro eficaz. En definitiva eran tres contra uno y no convenía gastar munición en alardes inútiles. Repasaban con atención todo el material. El condestable, con cuatro gruñidos indescifrables para quienes no fueran sus artilleros, dirigía la operación con la seriedad que requería la delicada situación.
Arriba, con el ánimo agitado mientras escudriñaba el desarrollo de la persecución, Don Pedro podía imaginar los sentimientos del capitán de la fragata, a pesar de que seguramente ignoraba que estaba al mando de la escuadrilla enemiga. Estaría naturalmente pensando en la gloria de rendir un navío de la poderosa marina del Rey de España, y en lo que eso significaría no solo para su carrera sino para su patria, pero además pensaba en el botín que le correspondería si lo lograba. Un navío de setenta cañones por sí mismo no era poca pieza y además, a juzgar por la derrota que hacía cuando lo avistaron recalando en Azores como cualquier barco en ruta de La Habana a la Península, los caudales que con toda seguridad transportaba añadían un valor muy considerable. Y teniendo detrás de él los ochenta del Warwick no parecía demasiado complicado capturar el navío de su Católica Majestad y que a él le tocara una jugosa parte del precio de la presa. Solo tenía que conseguir embarazar al español para reducir su marcha lo suficiente.
Pero Don Pedro era hombre de mar experimentado en suficientes combates como para saber bastante bien lo que se debía hacer para negarles a los ingleses la victoria y cumplir con su misión. Y tenía la voluntad de vencer de los grandes capitanes. Y ambición no le faltaba. Quien sabe, quizá había llegado su hora. Quizá esta jornada fuera la de su definitiva consagración como hombre de mar y guerra. Había un nuevo rey en el trono, y era buen momento para causar buena impresión. La fragata llevaba ya un rato disparando con sus piezas de proa, y los piques de sus cañonazos se acercaban cada vez más a su barco. Así que se desembarazó de todo pensamiento accesorio, se concentró en la situación táctica, y ordenó abrir fuego…
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Fiesta del Corpus en el Departamento Naval de Cádiz
Cartón para óleo exclusivos con las siguientes finalidades:
PINTURAS AL ÓLEO: Tamaño: A partir de 46 x 38 cm; Soporte: Tabla entelada; Precio: Desde 290 Euros + gastos de envío.
REPRODUCCIONES Y LÁMINAS: Tamaños: Desde A3 en adelante (normalizados o personalizados); Soportes: Papel, cartón pluma, lienzos con o sin bastidor, tabla entelada, vinilo, etc, etc.; Precio: Desde 10 Euros + gastos de envío.
Según las previsiones de la Ordenanza Naval de 1802, los buques de la Armada Española debían engalanarse con banderas y gallardetes en ocasiones festivas especiales. Para todas los dominios de la Monarquía Católica Española, estos días singulares eran las fiestas del Corpus Christi, Inmaculada Concepción y Santiago Apóstol, además de las fechas del cumpleaños del Rey, de la Reina y del Príncipe de Asturias. Cuando había varios buques surtos en puerto, el empavesado sólo correspondía a los barcos de los tres comandantes más antiguos.
Con esta pintura militar hemos querido ilustrar una escena festiva de esta naturaleza: dos navíos de la Armada Española, un dos puentes y un tres puentes, fondeados en la bahía de Cádiz en un luminoso amanecer del mes de junio, largan sus banderas de señales, gallardetes y pabellones para celebrar alegremente la solemne festividad del Corpus Christi.
ELABORAR PINTURAS ACRÍLICAS Y AL ÓLEO en Tamaños normalizados para enmarcación:
LÁMINAS en tamaños normalizados para enmarcación.Soportes: Papel, cartón pluma, lienzos con o sin bastidor, tabla entelada, vinilo, etc.;
PERSONALIZACIÓN: con los textos o detalles que más le agraden.
ENCARGOS A MEDIDA: para soldados con uniformes de unidades específicas.
¡¡Contacte con nosotros y consúltenos!!
Nuestra Lámina
Presentamos la décima y última lámina militar de la primera serie de nuestra Colección Soldados de España sobre uniformes españoles contemporáneos: un alabardero de la Guardia Real. en posición de firmes y con el arma blanca que le da nombre, da frente a una bella estrofa del Himno de la Guardia Real:
La vida es ofrenda que doy a la Patria
por quererla más grande y mejor.
Cantad bravos soldados de España
la gloria de ser fieles guardias del Rey.
Mantened el espíritu alerta
por ser los custodios del Primer Español.
Orígenes de los alabarderos de la Guardia Real
Los alabarderos reales datan su origen a principios del siglo XVI, en el lejano año de 1504, cuando Don Fernando quedó como Gobernador y Regente de los reinos de la Corona de Castilla a consecuencia de la muerte de su mujer Isabel la Católica. Entonces, el Rey Viudo resolvió organizar una guardia de alabarderos como escolta personal que tendría por capitán al hidalgo cordobés Gonzalo de Ayora.
A partir de ese momento y hasta el día de hoy, excepción hecha de los paréntesis republicanos, diversas ordenanzas y disposiciones regias han mantenido la continuidad de esta singular unidad militar encargada de la custodia del Primer Español, tal y como recuerda la estrofa arriba transcrita del Himno de la Guardia Real.
Desarrollo artístico de la figura
Esta ha sido el proceso paso a paso de esta y demás figuras de la colección: partiendo del boceto inicial, se va progresando en formas, colores y volúmenes. Las aproximaciones iniciales van moldeándose progresivamente, ajustando colores, tonalidades y elementos figurativos. Los últimos toques han sido reservados para la alabarda, sombrero y botonadura. La imagen muestra los diferentes estados evolutivos de la figura, antes de integrarla en la composición final.
Versión en modalidad acrílico
Tras el proceso descrito, hemos ejecutado la figura a pincel, con pintura acrílica aplicada solamente sobre la figura, dejando el fondo gris del soporte rígido para destacar colores y blancos.
El tamaño de la tabla soporte es de 20 x 30 cm.
ELABORAR PINTURAS ACRÍLICAS Y AL ÓLEO en Tamaños normalizados para enmarcación:
LÁMINAS en tamaños normalizados para enmarcación.Soportes: Papel, cartón pluma, lienzos con o sin bastidor, tabla entelada, vinilo, etc.;
PERSONALIZACIÓN: con los textos o detalles que más le agraden.
ENCARGOS A MEDIDA: para soldados con uniformes de unidades específicas.
¡¡Contacte con nosotros y consúltenos!!
Nuestra Lámina
Presentamos un guardiamarina de la Escuela Naval Militar, novena lámina de la ColecciónSoldados de España. El alumno de la ENM, en posición de firmes y con el arma al hombro, saluda frente a las primeras estrofas del Himno de la Escuela Naval Militar:
Soplen serenas las brisas
ruja amenazas la ola,
mi gallardía española
se corona de sonrisas.
Por ti, Patria, por ti sola
mi vida a los mares dí,
por tí al peligro ofrecí
mis obras y pensamientos
en la Rosa de los Vientos
me crucifico por tí!
La Escuela Naval Militar de Marín
Tras las múltiples vicisitudes históricas que desde 1717 vinculan los institutos militares españoles de enseñanza naval para oficiales a la ciudad de Cádiz, a partir de 1938 va tomando cuerpo la idea de ubicarlos en Marín. Así, acabada la Guerra Civil se iniciaban en esta localidad gallega las obras de acondicionamiento de las instalaciones de la antigua Escuela de Tiro Naval a su nuevo desempeño como Escuela Naval. Se quería un centro de formación de oficiales de la Armada moderno y amplio, que pudiese acoger cuanto se necesitaba a tal efecto.
Finalmente, el 15 de agosto de 1943 fue inaugurada solemnemente la Escuela Naval de Marín, acto que contó con asistencia del Jefe de Estado Generalísimo Franco. Las primeras unidades navales afectas a la Escuela Naval Militar para instrucción de alumnos fueron los destructores Alsedo, Lazaga y Velasco, construidos en Cartagena en los primeros años de la década de 1920.
Desarrollo artístico de la figura
Esta ha sido el proceso paso a paso de esta y demás figuras de la colección: partiendo del boceto inicial, se va progresando en formas, colores y volúmenes. Las aproximaciones iniciales van moldeándose progresivamente, ajustando colores, tonalidades y elementos figurativos. Los últimos toques han sido reservados para el fusil, cordones y botonadura. La imagen muestra los diferentes estados evolutivos de la figura, antes de integrarla en la composición final.